Como alternativa a la gasolina, el gas natural vehicular (GNV) es más rentable y respetuoso con el medio ambiente. Su presentación es distinta de la del gas natural doméstico, ya que necesita un determinado tratamiento para poder utilizarse y almacenarse con seguridad en los automóviles.
El metano y otros hidrocarburos se combinan para producir el gas natural vehicular. Una vez comprimido, se eleva la presión y se guarda en los contenedores cilíndricos de alta resistencia adecuados para que pueda utilizarse como combustible para vehículos.
¿Cómo funcionan los coches propulsados por gas natural?
Al igual que la gasolina arde en los cilindros de un motor de combustión, el gas natural vehicular se quema de la misma manera para proporcionar la energía calorífica que alimenta el motor. Cuando se instalan depósitos de gas natural vehicular, conductos precisos y válvulas para suministrar el gas al motor, un vehículo puede funcionar con gasolina y gas natural vehicular simultáneamente.
El procedimiento para rellenar los depósitos de gas natural vehicular es el mismo que para la gasolina. El coche se llenará en las gasolineras cercanas.
¿Qué ventajas ofrecen los vehículos de gas natural?
Ahorro económico
Si comparamos el gas natural vehicular con la gasolina y el gasóleo, el ahorro económico ronda entre 30% y el 45%, respectivamente.
No es perjudicial para el medio ambiente
Las emisiones de partículas ultrafinas (PM2,5) son más de un 100% inferiores con el gas natural vehicular que con la gasolina. Además, reduce un 30% las emisiones de dióxido de carbono.
Prolonga la vida de los motores
Como el gas natural vehicular es una mezcla más uniforme, produce menos vibraciones en el motor, lo que se traduce en menos ruido y mayor vida útil del motor.